Juan Villoro Ruiz (Ciudad de México, 24 de septiembre de
1956) es un escritor y periodista mexicano, Premio Herralde 2004 por su novela
El testigo.
Hijo del filósofo Luis Villoro, estudió sociología en la
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Aficionado al rock (es
autor, con Joselo Rangel, de dos canciones cantadas por Café Tacuba), realizó
los guiones del programa radiofónico El lado oscuro de la luna en Radio
Educación entre 1977 y 1981. Ese año fue nombrado agregado cultural en la
Embajada de México en la República Democrática Alemana y vivió en Berlín
Oriental hasta 1984.
Miembro activo en la vida periodística mexicana, escribe
sobre diversos temas, como deportes, rock y cine, además de literatura, y ha
colaborado en numerosos medios como Vuelta, Nexos, Proceso, Cambio, Unomásuno,
Reforma (periódico) y La Jornada. En esta última dirigió el suplemento La
Jornada Semanal entre 1995 y 1998. Apasionado por el fútbol —hincha del Barça,
su amor de la infancia es el Club Necaxa, del que tiene frases célebres, por
ejemplo, "El Necaxa es como la literatura, para las minorías
ilustradas"—, ha sido cronista de varios Mundiales: Italia 90 para El
Nacional, Francia 98 para La Jornada, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
También ha sido profesor de literatura en la Universidad
Nacional Autónoma de México y profesor invitado en las universidades de Yale,
de Boston, Pompeu Fabra y de Princeton.
En 1991 publicó su primera novela El disparo de argón. Sin
embargo su mayor éxito de público era como escritor para niños, hasta que en
2004 apareció El testigo, con la cual obtuvo el Premio Herralde, otorgado por
la Editorial Anagrama.
Villoro ha incursionado en el teatro (además de ser autor de
algunas piezas, ha traducido Cuarteto, de Heiner Müller) y en el cine como
guionista (por el ejemplo, suyo es el texto de la película Vivir mata dirigida
por Nicolás Echeverría).
Publica todos los viernes una columna en el periódico
Reforma; tiene otra en el suplemento dominical Revista de Libros del diario
chileno El Mercurio. Es asimismo colaborador habitual de la revista bogotana El
Malpensante. Se ha desempeñado como traductor y algunas de sus obras han sido
traducidas a otros idiomas.
El 8 de diciembre de 2013 recibió el Homenaje Nacional de Periodismo
Cultural “Fernando Benítez”, en el marco de la XXVII Feria Internacional del
Libro (FIL) de Guadalajara, México. En octubre de 2013 fue elegido como miembro
de El Colegio Nacional, su discurso de ingreso fue programado para el 25 de
febrero de 2014.
Villoro ha sido un crítico recurrente de varios aspectos de
las redes sociales y en general del manejo que se da a la información en los
medios digitales. Al respecto, ha señalado que el comportamiento humano en esos
ámbitos ha dado pie a una civilización del equívoco, indicando que "no hay
identidad a salvo" y que "cualquiera puede suplantar a
cualquiera", preguntándose si los respaldos digitales no serán tomados en
el futuro como fuentes fiables para desentrañar el pasado, como lo son para
nuestras sociedades el código de Hammurabi, la piedra Rosetta o las
inscripciones del palacio de Nabucodonosor II.
Desde niño, Juan Villoro ha sido aficionado al fútbol. Es
hincha del Barcelona, influenciado por el hecho de que su padre nació en
aquella región. Jugó en las divisiones inferiores de los Pumas de la
Universidad Nacional Autónoma de México, pero a los 16 años dejó el equipo. A
la hora de escribir sobre fútbol, se describe como aficionado de la afición.
Ha escrito con asiduidad crónicas, género que define como el
ornitorrinco de la prosa por la gran cantidad de influencias que pueden
ocuparse para su creación.
Comenzó a escribir teatro a los 50 años. Es a su vez
aficionado a la música rock y fue guionista de 1977 a 1981 del programa
radiofónico El lado oscuro de la luna, de Radio Educación.
En 2002, participó con el grupo Café Tacuba en las canciones
“Sashimi (Corte fino)” y “Laberinto” de la banda sonora de la película Vivir mata,
de Nicolás Echevarría.
Juan Villoro es además maestro de la Fundación Gabriel García
Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y fue miembro del consejo
rector del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo que anualmente entrega
en Medellín.
SINOPSIS
Los culpables ofrecen una brillante reflexión sobre las posibilidades de la voz hablada. Los seis cuentos y la nouvelle que integran este volumen de Juan Villoro han sido escritos en primera persona. A través de ellos, el escritor no busca ser un taquígrafo del habla real, sino explorar la forma en que alguien podría hablar en un momento crítico y revelador. Un mariachi harto de su éxito folklórico, un futbolista al borde del retiro, un ejecutivo que pierde demasiados vuelos, un guionista que edita con tijeras para rebanar pollos, un limpiador de ventanas suspendido en un andamio, un viajero que adopta una iguana y un anfitrión convencido de que los mexicanos sólo matan a sus amigos, cuentan lo que no quieren contar. Ninguno de ellos es un escritor profesional; si alguno quiso serlo, ha fracasado. ¿Por qué se desahogan en este libro? Para evadir una responsabilidad incómoda. Curiosamente, logran lo contrario. La confesión religiosa busca descargar la culpa a través de revelaciones.
"El
libro negro" Villoro, además de novelista, cuentista y
ensayista, es un cronista nato. Es experto en hablar de lugares, situaciones,
vivencias, música y futbol, pero casi nunca habla de él o su intimidad. De ahí
que recomiende esta crónica, que bien describe parte de su juventud, su relación
con su padre y cómo este se encontraba en un "libro negro", hecho que
les impediría hacer y hablar de ciertas cosas en público.
Su
columna semanal en Reforma Su pasión por el Barcelona o el Necaxa,
la comida, la política mexicana o su encuentro en el baño con uno de sus fans
en un concierto de Bruce Springsteen; todos pueden ser objeto de análisis en
los textos que semana a semana publica el periódico Reforma.
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